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El sindicalista infiltrado

Versión en castellano

Por primera vez en España, un sindicalista se infiltra en el proceso de selección de una de las grandes compañías de la economía de plataforma, la empresa de reparto Glovo. Raúl García Agudo, actual Delegado provincial de Comisiones Obreras en Valladolid, nos muestra las condiciones de trabajo de los riders, la no-relación con la empresa, el proceso para conseguir que los trabajadores se sindicalicen y qué ha implicado la reciente “Ley Rider” —el Real Decreto-ley 9/2021— en sus condiciones de trabajo (y si esta se ha cumplido por parte de la empresa).

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Conoce al autor

La nueva esclavitud

En Julio de 2019, Raúl García Agudo, responsable de la sectorial de servicios de Comisiones Obreras en Valladolid en aquel momento, irrumpía en las redes sociales y los medios de comunicación con su infiltración en el proceso de selección de Glovo. Compartió por redes sociales los abusos y la precariedad laboral de los nuevos trabajos de la economía de plataformas. Las noticias que se hicieron eco de la actuación sindical de Raúl y de su denuncia de las condiciones de esclavitud de los riders de Glovo se refirieron a él como “El sindicalista infiltrado”. Pese a que la ley prohíbe este maltrato laboral, los riders siguen sometidos a condiciones fraudulentas como falsos autónomos, y Glovo sigue sin reconocer la relación laboral que mantiene con ellos. De esta forma, la empresa se salta la legislación más reciente que obliga a contratar a los repartidores y reconocer que son trabajadores asalariados.

Luchando contra la precariedad

Muchas de las personas que trabajan para empresas como Glovo son trabajadores precarios, en riesgo real de exclusión social, jóvenes y migrantes. La labor de Raúl García Agudo como sindicalista y la de todo su equipo ha sido y sigue siendo luchar en contra de la precariedad laboral que se ha instalado como normal en la vida de los españoles. Este ensayo nos muestra las condiciones extenuantes e indignas de trabajo, y lo que ocurre en este tipo de empresas para que la próxima vez que abramos la puerta a uno de estos riders sepamos perfectamente a la explotación a la que está sometido diariamente.